Acuacultura

 

A nivel mundial se reconoce a la acuacultura como una estrategia importante para lograr el desarrollo de las poblaciones menos favorecidas y se exhorta a los estados a considerarla, incluyendo las pesquerías basadas en el cultivo, como una forma de promover una diversificación en el ingreso y la dieta. Aunque al hacerlo, los estados también deben velar porque los recursos sean usados de forma responsable y que los impactos adversos sobre el ambiente y las comunidades locales sean minimizados.

 

Inclusive a nivel de escenarios futuros en materia de tecnología se considera que en el año 2014 el desarrollo de la acuacultura en el mundo será una de las fuentes de proteína más importantes.

 

A partir de este contexto, se plantea el desarrollo responsable de la acuacultura en un esquema en el que se deben observar los siguientes principios:

a)     El establecimiento, mantenimiento  y desarrollo de un marco jurídico y administrativo adecuado.

b)     La promoción del desarrollo y la ordenación responsable incluyendo la evaluación previa de sus efectos sobre la diversidad genética y la integridad del ecosistema.

c)      La formulación y actualización regular de planes y estrategias para el desarrollo de la acuacultura.

d)     El desarrollo de la acuacultura no deberá perjudicar el sustento de las comunidades locales ni dificultará su acceso a las zonas de pesca.

e)     El establecimiento de procedimientos efectivos para realizar la evaluación y seguimiento con el fin de reducir al mínimo los cambios ecológicos perjudiciales y las consecuencias económicas y sociales derivadas de la extracción de agua, la utilización de la tierra, la evacuación de efluentes, el empleo de medicamentos y sustancias químicas y otras actividades acuícolas.

f)        La conservación de la diversidad genética y el mantenimiento de la integridad de las comunidades y ecosistemas acuáticos mediante una ordenación adecuada; en particular, se deberán reducir al mínimo los efectos perjudiciales de la introducción de especies no nativas o poblaciones alteradas genéticamente.

g)     La adopción de prácticas adecuadas en el mejoramiento genético, la introducción de especies no nativas y la producción, venta y transporte de huevos, larvas o crías, reproductores u otros materiales vivos, con el fin de reducir al mínimo los riesgos de transmisión de enfermedades y otros efectos negativos para las poblaciones silvestres y cultivadas.

h)      La promoción de prácticas acuícolas responsables en materia de cultivo y salud de los peces, con el fin de apoyar las comunidades rurales, las organizaciones de productores y los acuicultores mediante la participación activa de los mismos.

i)        La regulación y el fomento de la utilización segura, eficaz y mínima de los productos terapéuticos, las hormonas y medicamentos, los antibióticos y otras sustancias químicas para combatir las enfermedades.

j)        La eliminación de desperdicios, como despojos, fangos, peces muertos o enfermos, medicamentos veterinarios sobrantes y otros insumos químicos peligrosos, no deberá constituir un peligro para la salud de las personas y el medio ambiente.

 

En concordancia con estos principios, en el país se tiene una política pesquera en la que se considera la promoción de la acuacultura mediante: el establecimiento de servicios de investigación genética, nutrición, sanidad y extensionismo; la construcción de parques de acuacultura, así como de unidades y laboratorios dedicados a la producción de organismos destinados al cultivo y repoblamiento de las especies de la flora y fauna acuáticas; el apoyo financiero para el desarrollo de la acuacultura; y, la identificación de zonas favorables para el desarrollo de la acuacultura de acuerdo con su vocación natural.

 

La acuacultura en Jalisco está en proceso de desarrollo. Actualmente se tienen 6 centros de producción de crías que son centro Las Pintas, centro Tizapan, centro El Nogal en Tapalpa, centro Las Peñas en Huejúcar, centro Ajojucar en Teocaltiche y centro El Estribón en Yahualica.

 

Existen además, 46 granjas acuicolas de particulares para la engorda de peces ubicados en 15 municipios del estado, de las cuales actualmente sólo operan 23 ubicadas en los municipios de la ribera de Chapala, Sayula, Tuxpan, Cihuatlán, Jesús María, Pihuamo, Tala, Tototlán y Villa Corona.

 

Adicionalmente, existe un potencial importante para el desarrollo de esta actividad como se podrá concluir del hecho de que se tiene inventariada una gran cantidad de embalses entre los que están 2,173 bordos de captación de agua, así como gran cantidad de presas menores en los que se pueden cultivar especies tanto para su comercialización como para el autoconsumo.

 

Sin embargo, se reconoce que los principales problemas que aquejan a los acuacultores particulares son la falta de crías de calidad y cantidad suficientes, la calidad de agua, la baja rentabilidad, los altos costos de agua y energía eléctrica, los problemas en la comercialización y, en el caso del sector social, la falta de organización. Igualmente, se reconoce que el desarrollo de esta actividad ejerce una presión considerable al medio ambiente, por lo es importante considerar los estudios previos de impacto ambiental para la realización de proyectos en acuacultura.